El ruido en la oficina es una preocupación común tanto para los empleados como para los directivos. Aunque en la mayoría de los casos no conduce a pérdidas auditivas, puede generar una serie de efectos negativos igualmente perjudiciales, como distracciones, interferencias y repercusiones directas en la salud mental y física de las personas.
Este artículo explorará conceptos fundamentales relacionados con el ruido, explicará cuándo el ruido se vuelve peligroso y ofrecerá consejos prácticos sobre cómo reducir el ruido en una oficina para mejorar el bienestar y la productividad de los trabajadores.
Principales fuentes de ruido en la oficina
El ruido, por definición, es un sonido inarticulado, por lo general desagradable. En una empresa, el ruido suele provenir de las siguientes fuentes:
a) Ruido exterior: el tráfico en carreteras cercanas, actividades industriales, obras de construcción o actividades recreativas como conciertos o eventos deportivos.
b) Ruido de las instalaciones del edificio: sistemas como la climatización, ventilación, ascensores, equipos eléctricos y fontanería, entre otros.
c) Ruido de los equipos de oficina: ordenadores, impresoras, teléfonos y fotocopiadoras pueden generar niveles importantes de ruido durante su funcionamiento habitual.
d) Ruido causado por personas: conversaciones, llamadas telefónicas o simples movimientos, también pueden ser fuentes importantes de ruido. Los sonidos generados por el uso de objetos como sillas, puertas y utensilios también se suman con gran frecuencia al ruido de una oficina.
El ruido es especialmente molesto en trabajos que requieren altos niveles de concentración y escucha activa por parte de los trabajadores, como el caso de los call center.
¿Cuándo el ruido en la oficina se vuelve peligroso?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un nivel máximo de ruido de 65 dB para preservar la salud y el bienestar, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello.
La exposición prolongada al ruido por encima de los 65 dB puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, insomnio, estrés, y otros problemas de salud.
Aquellos ruidos que superen los 85 dB pueden causar pérdida auditiva, por lo que no es un asunto que se pueda ignorar.
¿Cómo disminuir el ruido en una oficina?
Para disminuir el ruido la oficina es esencial, primero, evaluar la incomodidad que sienten los empleados con respecto al mismo e identificar la fuente principal.
Dependiendo de la fuente principal del ruido, hay dos estrategias que pueden aplicarse, de forma separada o combinada: el aislamiento y la absorción del ruido.
a) Estrategias de aislamiento
El aislamiento no requiere demasiada explicación: se trata de impedir el paso del ruido.
Para el ruido que proviene del exterior, por ejemplo, son ideales las soluciones de fachada o en las ventanas que sellen el edificio.
En el caso de las ventanas, es posible aplicar PVC con doble acristalamiento, cuya estructura robusta funciona como una barrera antirruido eficiente.
En fachadas, es posible aplicar materiales naturales como lana de roca o corcho, que también poseen una capacidad de insonorización sobresaliente.
Ahora bien, en el caso de no querer (o no poder) hacer cambios significativos en los componentes del edificio mencionados anteriormente, hay otras alternativas que son, normalmente, menos costosas y también eficientes.
Por ejemplo, es viable comprar una cabina acústica, la cual refugia a sus ocupantes del ruido exterior. La ventaja es que hoy en día hay muchas opciones en cuanto a tamaño (individuales y grupales), además las cabinas suelen venir con muchas opciones de conectividad para facilitar el trabajo.
b) Estrategias de fonoabsorción
La fonoabsorción no se trata tanto de impedir que el ruido pase, sino de amortiguar su vibración y reducir su propagación.
Para conseguirla, se recomienda la inclusión de paneles fonoabsorbentes de techo y pared y de mobiliario acústico.
Fáciles de instalar, los paneles son una gran solución porque hay una gran disponibilidad de diseños que se adaptan a cualquier ambiente. Algunos son incluso llamativos, como los paneles de pared con forma de bambú o los de techo con forma de discos de colores.
El mobiliario acústico, por su parte, no es otra cosa que muebles que están recubiertos de material fonoabsorbente, como una estantería que sus paredes ayudan a mitigar el ruido.
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